Tres de parlamentarios
Ya estamos en pleno agosto y el ritmo de las cosas empieza a ser mas pausado. Supongo que, aunque aun no estoy de vacaciones, mis entradas también serán mas espaciadas, pero prometo no cejar en el empeño de seguir emborronando bits para dar vida a esta bitácora.
Y después de esta excusatio non petita, accusatio manifesta, pasamos a comentar las historias de hoy. Una recopilación de genialidades parlamentarias protagonizadas por dos ingleses, dos premios Nobel de literatura y dos políticos accidentales cuya verdadera profesión y vocación no tenían nada que ver con la política. Pero no os asustéis no son seis anécdotas, si no solo tres, podemos decir que nuestro protagonistas "doblan papeles".
La primera es del único político de esta terna, ¡y que político!, el gran Winston Churchill, que ademas de Primer Ministro británico fue premio Nobel de literatura por su "Historia de la Segunda Guerra Mundial". Entre sus muchos méritos también esta el tener , indirectamente, una entrada en esta bitácora. Un buen día se dirigió al estrado para hacer su discurso en el parlamento cuando se encontró un papel que algún contrincante malicioso le había dejado en la mesa. En este papel se podía leer una única palabra: "Imbécil" (palabra que los amables lectores ya saben de donde procede). Churchill leyó el papel con seriedad, lo mostró a la Cámara y dijo esta genial frase: "En mi vida he recibido muchas cartas anónimas sin firma, pero nunca había recibido una firma sin carta anónima". Supongo que en ese momento el valeroso anónimo desearía que se lo tragase la tierra.
Ahora vayamos con el segundo ingles, pero el primero que no era político. Isaac Newton, para muchos el mayor científico de todos los tiempos. Revolucionó con sus descubrimientos la física, la astronomía, las matemáticas y la óptica. Y también fue miembro del Parlamento británico de 1687 a 1690, en representación de la Universidad de Cambridge. En esos tres años de parlamentario solo tomo la palabra en una ocasión, pero su discurso marcó un antes y un después en el Parlamento. Su discurso integro fue el siguiente: "Propongo cerrar esa ventana por que ya hace un frió considerable".
Y por último el otro premio Nobel de literatura y el otro no político del trió. Esta es una anécdota ya muy contada pero no puedo resistirme a escribirla aquí. Camilo Jose Cela fue senador por designación real en las Cortes Constituyentes que crearon la Constitución de 1978. En una sesión un compañero de escaño, Luis Maria Xirinacs, (y no el presidente como normalmente se cuenta), le recriminó su actitud diciéndole "Señor Cela, esta usted dormido" a lo que contesto "No estoy dormido,estoy durmiendo", "Es lo mismo ¿no?", a lo que Cela, demostrando un dominio del lenguaje tan grande como su falta de delicadeza le respondió " No es lo mismo, al igual que estar jodido no es lo mismo que estar jodiendo".
Después de este triple derroche de dialéctica no hay nada que un simple juntaletras como yo pueda añadir.