Un héroe muy gatuno
Como amenace en mi anterior entrada sobre la medalla Dickin traigo a esta humilde bitácora la historia de Simón, el único gato condecorado con dicha medalla.
En 1948 Simón era un gato callejero de apenas unos meses de edad que se paseaba por los astilleros de Hong-Kong en busca de algo de comer. El destino quiso que en esos mismos astilleros se encontrase George Hickinbottom , tripulante del HSS Amethyst de la armada inglesa, regresando a su nave para partir rumbo a nuevas misiones. Cuando George vio al lindo gatito no pudo resistir la tentación de llevárselo consigo para que le hiciera mas amenas la largas guardias en la inmensidad del mar. Así pues lo cogió, y ocultándolo en su petate pudo pasarlo al barco, donde lo escondió en el castillo de proa, su lugar de trabajo habitual. Pero el capitán Griffiths no tardo en descubrirlo, y adoptarlo como propio. Capitán y gato se hicieron inseparables y era típica la imagen de Griffiths al mando del timón y Simón a su lado acurrucado dentro de su gorra. Pero como nadie en el barco podía ir de gorra (nunca mejor dicho) enseguida se le encontró un trabajo par él, cazar las abundantes ratas que amenazaban las provisiones del barco, ademas de ser un peligro para la salud. Y nuestro pequeño héroe se aplico a su nuevo trabajo con gran dedicación controlando a los molestos roedores. En 1949 el capitán Skinner se hizo cargo de la nave y también adopto Simón como gato cazarratas, ya que ademas de cumplir con su cometido a la perfección era muy apreciado por toda la tripulación del barco.
En abril de ese mismo año se produjeron los luctuosos hechos que elevaron a Simón a la categoría de héroe. Estamos en plena revolución china y los británicos, si bien no se alinean descaradamente con ninguno de los bandos, intervienen para proteger a sus ciudadanos en las distintas embajadas y consulados en el gigante asiático. El HSS Amethyst fue enviado a remontar el rió Yangtsé, en el interior de China, cuando apenas a 100 millas del mar son atacados por baterías revolucionarias. El ataque causa un buen numero de muertos, entre ellos el capitán
Skinner , y hace encallar el barco. Se intenta una evacuación pero los francotiradores chinos no tiene piedad, y así el barco se queda sitiado a la espera de ayuda o de una solución diplomática. Todos los barcos occidentales que se acercaban a socorrerlo eran repelidos por las baterías costeras, la única ayuda que se pudo hacer llegar fue un médico de la RAF que se hizo cargo de los numerosos heridos.
¿Y donde estaba Simón?. El gato del barco también fue gravemente herido por los ataques y se escondió en las bodegas del barco. A los cinco días apareció en cubierta, mas cerca de la muerte que de la vida. Los marineros lo recogieron y rápidamente lo llevaron al doctor que, una vez atendidos a los múltiples heridos, pudo hacerse cargo de él. Le extrajeron la metralla, lo rehidrataron y lo dejaron descansar, esperando que muriese en las próximas horas. Pero ese no fue el final de Simón. Sorprendentemente se recuperó y volvió a ser la alegría de la tripulación. El médico vio el efecto beneficioso del animal y lo animaba a que se pasease entre los enfermos luciendo sus vendajes de guerra. Todos ellos se alegraban de ver al gato y reconocieron que les elevaba la moral y las ganas de luchar contra sus dolencias. Pero su viejo trabajo también le esperaba en las bodegas del Amethyst. Su ausencia había provocado que las ratas se multiplicasen y volviesen a ser un terrible problema devorando las escasas provisiones del barco. Pero Simón había vuelto y rápidamente volvió a poner las ratas a raya, a pesar de que sus heridas aun no le permitían estar al cien por cien de sus facultades. Y como todo buen héroe de leyenda tuvo su combate singular. Mao Tse Tung era el nombre que los marineros habían puesto a una enorme rata que parecía la cabecilla de todas las demás. Habían intentado cazarla con trampas, palos he incluso balas pero era inútil, siempre escapaba, y los tripulantes no solo quería cazarla por la rata en si, sino porque tenían miedo que si Simón se enfrentase a ella fuera lastimado. Pero el temido día llego. Los animales se encontraron frente a frente y Simón salto sobre su presa matándola al instante. La tripulación aclamó al pequeño gato como un héroe y fue ascendido a Able Seacat Simon, es decir lo nombraron marinero, era uno mas de la tripulación.
Después de muchos avatares el barco pudo escapar de sus captores y partió rumbo a Gran Bretaña. La fama de Simón le precedía y en cada puerto puerto que hacia escala todos vitoreaban al animal y le agasajaban con multitud de regalos. Finalmente llegaron a Gran Bretaña, pero Simón a fin de cuentas era un gato y tuvo que pasar su correspondiente cuarentena. Mientras tanto se acordó concederle la medalla Dickens y multitud de cartas y regalos de admiradores llegaban para él. Pero desgraciadamente nuestro héroe gatuno murió antes de salir de la cuarentena. Las enfermedades tropicales que contrajo en el rió hicieron mella en sus maltrecho cuerpo y no pudo superarlas. También se cuenta que el estar lejos del mar y de su barco le hizo abandonarse a su suerte, ya no tenia por que luchar. Murió el 28 de noviembre de 1949, catorce días antes de la ceremonia en la que se le haría entrega de la medalla Dickin.
Fue enterrado en el cementerio de animales de la PSDA con honores militares. Posteriormente se colocó una lapida que rezaba:
IN MEMORY OF
"SIMON"
SERVED INH.M.S. AMETHYST MAY 1948 — SEPTEMBER 1949
AWARDED DICKIN MEDAL AUGUST 1949
DIED 28TH NOVEMBER 1949
THROUGHOUT THE YANGTZE INCIDENT HIS BEHAVIOUR WAS OF THE HIGHEST ORDER
En la ceremonia de entrega de la medalla todos sus compañeros supervivientes estaban presentes y entonaron tres hurras en su honor. En los motivo de entrega de la condecoración se mencionaba tanto su empeño en defender las provisiones del ataque de las ratas como del apoyo moral que prestaba a sus compañeros convalecientes con su actitud cariñosa y enérgica a pesar de sus múltiples heridas.
Si consideramos un héroe no solo a quien tiene una actitud valerosa en un momento dado, sino a quien ademas con esa actitud consigue transmitir valor y grandeza a quienes le rodean no cabe la menor duda de que el pequeño Simón fue un verdadero héroe. Descanse en paz.
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Querido Miguel Ángel, magnífica y gatuna entrada con la que nos has mostrado cómo este valiente minino supo sacar partido a fondo de sus siete vidas; y no es extraño que nuestro pequeño héroe fuese objeto de tan merecido panegírico póstumo por excepcional comportamiento.
ResponderEliminarYa los antiguos romanos conocían las buenas artes de estos felinos en la lucha contra los roedores, peligro constante de despensas y graneros; su uso vino a sustituir en estos menesteres a las comadrejas.
Como curiosidad te diré que aún hoy en Roma, cerca del emplazamiento primitivo del lugar de culto a Isis (con la se identificó la diosa -gata de los egipcios, Bastet) en el barrio de Pigna se halló una pequeña estatua de un gato, que hoy puede verse en una cornisa del Palazzo Grazioli, en la llamada Via della Gatta, obviamente:
http://www.italiadiscovery.it/news/lazio/roma/roma/via_della_gatta/1806.php
Como testimonio del aprecio que la antigua Roma sentía por estos animales (del amor que les profesa hoy en día hablé en mi entrada sobre la muerte de César), te dejo unos primorosos mosaicos de gatos hallados en Pompeya:
http://hastasiempretula.blogspot.com.es/2011/07/los-gatos-en-pompeya.html
Mil bicos, amigo mío.
Gracias por el comentario. La verdad es que ya habia oido hablar en mas de una ocasión del cariño de Roma por los gatos. Y no solo en la antiguedad, dicen que en la actualidad les dejan comida en sitios preparados para ellos y miman a los gatos callejeros con sumo cariño.
ResponderEliminarMil besets.