Tavolara, el reino que nació de una broma
Hoy voy a continuar con las entradas sobre pequeños países, un tema que descubrí por casualidad pero me resulta simpático. Ya hablamos sobre la república mas pequeña del mundo, sobre un país eminentemente religioso, sobre un país a toda velocidad y sobre el último reducto del feudalismo. Ahora nos toca hablar del que probablemente haya sido el reino mas pequeño del mundo. Una estrecha isla de cinco kilometros de largo y uno de ancho que se encuentra, (como no), en Italia, concretamente un poco al norte de la isla de Cerdeña.
A principios del siglo XIX un pastor llamado Giusseppe Bertoleoni llegó a la isla desde el cercano archipiélago de La Maddalena, y decidió quedarse allí y pastorear la cabras salvajes que habitaban la isla. Estas cabras comían los pastos de la zona y complementan su alimentación con algas y líquenes que les coloreaban los dientes de un fuerte color amarillo. Esta singular coloración pronto se hizo famosa y se corrió la voz de que las cabras de Tavolara tenían los dientes de oro, llegando hasta el mismísimo rey de Cerdeña, Carlos Alberto de Saboya, que no quiso desaprovechar la oportunidad de viajar a la isla y cazar alguna de aquellas famosas cabras. Así en 1836 el rey desembarca en la isla, y sale a recibirlo Paolo Bertoleoni, hijo de Giusseppe y cabeza de familia en aquel momento. Éste, al oír a su invitado presentarse como rey de Cerdeña, no se lo pensó dos veces y se presentó así mismo como Paolo I, rey de Tavolara. Carlos Alberto pasó unos días invitado de la familia y quedó impresionado por la hospitalidad y la cortesía del joven Paolo. Tan contento quedó, que dio carta de naturaleza a la broma del primer día y nombró rey de Tavolara a Paolo, reconociendo su soberanía sobre la isla. También dio el título de príncipe a su hijo mayor y otros títulos menores al resto de la familia. El rey (el de Cerdeña) se fue y nuestra familia se quedó viviendo felizmente en su reino, creando su propio escudo de armas y considerándose independientes. Pero el tiempo pasa, y diversos nobles y funcionarios del reino vecino llegan a la isla reclamando la soberanía sobre ella, pero Paolo I no se deja amilanar y se presenta ante Carlos Alberto de Saboya reclamando su reino y los títulos que le otorgó, el rey (el de Cerdeña) acordándose de su estancia en la isla y lo bien tratado que fue por el rey (el de Tavolara) le da un pergamino donde reconoce por escrito la independencia del Reino de Tavolara y la soberanía sobre él de Paolo I.
El título real fue pasando de padres a hijos y cuando llega la reunificación italiana la isla no es incluida en el proceso. En 1861 tenemos otro reconocimiento implícito se su soberanía cuando el gobierno de Italia paga 12.000 liras para instalar un faro en la Isla.
Pero nuestro pequeño país también tuvo cambios de gobierno. En 1886 se proclama la república de Tavolara, régimen que solo duraría hasta 1899 en que Carlo I retoma el trono de la nación.
En 1900 una foto se convertiría para los habitantes de la isla ( que en ningún momento de su historia fueron mas de cincuenta) en un nuevo reconocimiento internacional.
Esta foto de Carlo I y toda la familia real de Tavolara fue tomada por el capitán de un barco de la Armada Británica y pasó a formar parte de la colección de fotografías de familias reales del mundo de la reina Victoria de Inglaterra. El pie de foto no deja lugar a dudas "La familia real de Tavolara, en el golfo de Terranova, el reino más pequeño del mundo".
Otro nuevo reconocimiento llegaría en 1903 cuando Victor Manuel III de Italia firma un tratado de amistad con el reino de Tavolara.
Pero el paso del tiempo y la desidia de los herederos al trono fue vaciando de contenido esta independencia, hasta que en 1934 la reina Mariangela muere sin descendencia y el reino pasa a Italia. Pero un sobrino suyo siguió batallando legalmente por el titulo, que finalmente le fue reconocido siete años después de su muerte. De esta manera su hermana Maria heredaba el trono, y se convertía a sus 100 años en la monarca mas vieja del mundo. En 1962 se instaló un complejo de antenas de la OTAN y gran parte de la familia (ademas de las famosas cabras de los dientes de oro) fueron desplazadas de la isla.
En la actualidad viven unas quince personas en la isla, todas de la familia Bertoleoni, que regentan el único restaurante de la isla y al mando de todo está "el rey Tonino", como se hace llamar pomposamente el cabeza de familia. Todos son ciudadanos italianos y la isla es una parte mas de la república de Italia, aunque nunca haya sido reconocida formalmente esta integración.
Espero que os haya gustado esta curiosa historia de islas, cabras y reyes. Ya estoy empezando seriamente a pensar como podría crear mi propia nación independiente, se admiten ideas al respecto.
Aquí os dejo mi intervención sobre este entrada en el programa "Maneras de vivir" de "Radio Mislata". Para oírla solo tenéis que pulsar el botón de play.
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Curioso cuando menos. La verdad es que cualquiera puede subirse a un peñón en mitad del mar y formarse su peazo de país, ya sea en régimen dictatorial, monarquico o repúblicano. Luego te haces una emisión de sellos cada dos por trés para financiarte y a vivir.
ResponderEliminarUn buen artículo, cómo siempre.
Un saludazo.
Interesantísima entrada, Miguel Ángel, además de entretenida; ya te dije yo en otra ocasión que los italianos dan mucho juego.
ResponderEliminarEste episodio de "islas, cabras y reyes" no sé por qué me ha traído a la memoria otra isla, esta vez patria(?), de protagonismo caprino: la isla de Perejil. Allá por el 2002 la prensa se preguntaba por el/propietario/a del rebaño de cabras que pastaban el perejil que allí crecía, que resultó ser una ciudadana marroquí de 70 años que a diario se trasladaba a la isla. ¿Qué habría ocurrido si la cabrera hubiese hecho prevalecer sus legítimos derechos de propietaria sobre la isla cuando tuvo lugar el conflicto hispano-marroquí? Cuando le preguntaron de quién creía que era la isla, la mujer contestó claramente: "La isla es de mis cabras". "De iure" y "de facto".
Mil saludos y enhorabuena, amigo.
Peinado, cuanta razón tienes con lo de la emisión de sellos. En mi entrada sobre La Isla de las Rosas no comente nada sobre las emisiones de sellos que se hicieron y que algunas de ellas son bastante buscadas por los filatélicos. Buen aporte amigo.
ResponderEliminarProfe, confieso que cuando descubrí lo de las cabras yo también me acorde de la buena señora de Perejil y sus cabritas. Siempre lo hemos dicho "Nihil novum sub sole"
Saludos y gracias por los comentarios. No seguimos leyendo.
Gran entrada, no conocía la existencia de tal reino. Que se podría seguir considerando como tal, porque si dices que no ha habido ningún hecho formal que lo anexione a Italia.
ResponderEliminarY vaya tela con Carlos Alberto de Saboya, no tiene guasa el tío, siguiéndole el rollo al pastor hasta el final.
Interesante entrada Miguel Ángel. La verdad que estos pequeños países o reinos son muy interesantes. Nunca dejaran de sorprendernos, puesto que, además de ser famosos por su pequeñez, sus historias son algo descabelladas. jeje.
ResponderEliminarRespecto de tu reino, la veo difícil. En la época de reyes era más fácil conseguir tu propia soberanía, con solo sostenerla a espadazos alcanzaba, pero ahora necesitaras cumplir con algunas legalidades supongo. De todas maneras puedes intentarlo a la antigua, cerca tu casa y declara "Reino Independiente de un Carpetoedetánico" y declárate Miguel Ángel I. jejeje.
Un Saludo.
Uriel
Viriato ciertamente el Carlos de Saboya hizo gala de tener un humor muy "campechano".
ResponderEliminarUriel, me estoy empezando aviciar con el tema este de países absurdos. Y eso de que la historia me recuerde como Miguel Ángel I, el Yayo no deja de tener su encanto.
Saludos
Y tan campechano, más que Juancar.
ResponderEliminar¡Jope! Viriato, me la has pillado al vuelo.
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