La curiosa conquista del Fuerte Douaumont
Octubre de 1916, Europa se haya inmersa en la llamada Gran Guerra, conocida años después como Primera Guerra Mundial. En todo el continente la juventud europea se desangraba en los diferentes frentes abiertos, y en uno de ellos la locura de la guerra era particularmente horrenda, La Batalla de Verdun, que desde que comenzara allá por el mes de febrero se había cobrado cientos de miles de vidas.
En este mes de octubre los franceses consiguen recuperar el Fuerte Douaumont, en manos alemanas desde el inicio de la batalla. Tras cinco meses de asedio y arrojar mas de mil proyectiles de artillería sobre él, tropas marroquíes al mando del ejercito francés consiguen ocuparlo. Se calcula que los aliados perdieron diez mil hombres en la toma del fuerte. En este par de fotos podéis ver una vista aérea del fuerte antes y después del terrible bombardero artillero que sufrió por parte de los franceses.
Pero, ¿cómo fue conquistado este fuerte, orgullo de la arquitectura bélica francesa, en febrero de 1916?. Pues por la acción de un solo hombre, el sargento de ingenieros Kunze. El fuerte era el punto mas importante y famoso de la defensa de Verdun, se empezó a construir a finales del siglo XIX y podía albergar a unos 700 defensores, siendo armados con cañones de 55 y 155 mms. Pero a inicios de 1916 sólo contaba con una cincuentena de efectivos y dos cañones operativos. Ante el inminente avance alemán se dio orden de fortificarlo nuevamente, pero errores de comunicación impidieron la maniobra. Así las cosas, los alemanes llegaron a las cercanías del fuerte y se mandó al sargento Kunze al mando de una patrulla de diez ingenieros para que reconocieran el terreno y eliminaran las minas y alambres de espino que les fuera posible. Sorprendidos por la ausencia de defensa exterior llegan hasta las mismas murallas del fuerte. El sargento, tras observar la situación, ordena a sus hombres que hagan un pirámide humana por la que trepar e introducirse por una de las troneras de fuerte para "echar una ojeada", en esta maniobra uno de los soldados se golpea en la rodilla con la pared del fuerte sufriendo una raspadura y un pequeño moratón.
Una vez dentro de la fortaleza el sargento se encuentra con pasillos desérticos, y decide seguir investigando. Poco después llega al cañón de 155 mms sorprendiendo a los dos hombres que lo servían. Kunze no duda en apuntarles con su fusil y los arresta, conduciéndolos por el fuerte. Cuando llegan al patio los dos franceses empiezan a correr, pero el sargento no dispara, ya que se da cuenta de la presencia de un barracón en el que se oyen voces. Se dirige hasta él y comprueba que en su interior hay gran cantidad de mandos y bastantes artilleros. Ni corto ni perezoso les comunica que están arrestados y les encierra, atrancando la puerta con una gruesa barra. Poco después comprobaría que acababa de hacer prisionera a la totalidad de la dotación del fuerte. Finalmente encontró el comedor de oficiales y se preparó para tener una cena decente después de meses sufriendo las raciones de trinchera.
Mientras tanto, en el exterior, el teniente alemán Radket llega con un numeroso grupo de soldados y es informado por la patrulla de Konze de lo que había sucedido, por lo que entra en el fuerte y se encuentra al sargento con la situación controlada mientras cenaba opiparamente. El teniente tomó posesión del fuerte, mandó explorarlo a conciencia y empezó a organizar la defensa. El fuerte Douaumont, orgullo y símbolo de la defensa francesa había sido ocupado sin pegar un solo tiro, con la única baja de la maltrecha rodilla del soldado que se golpeó la pierna haciendo la pirámide humana.
La toma del fuerte fue un gran éxito para los alemanes y sus principales responsables fueron condecorados con la Orden al Mérito. Así pues el Teniente Coronel von Brandis y el Capitán Haupt fueron recompensados con dicha medalla. Si, efectivamente no habéis leído estos nombres en toda la historia, ya que llegaron al fuerte mucho después. Pero en una guerra en que los oficiales lanzaban a sus hombres a inútiles cargas a muerte solamente para que no se diga que "no hacían nada" no es de extrañar que se quedaran ellos con el mérito olvidando a sus subordinados. El sargento tuvo que esperar hasta 1930 a que se le reconociera su hazaña, recibiendo un pequeño homenaje y siendo ascendido a oficial en su trabajo de policía.