"Yayo, me han dicho que tienes un blog", "Pues si, por fin me he decidido, ya llevo casi tres meses y unas sesenta entradas", "¿Y de qué hablas en él?", "Pues de varias cosas, de historia, de curiosidades, de frases hechas, del origen de ciertas palabras, ...y hasta de la Biblia en verso".
Efectivamente, de la Biblia en verso vamos a hablar hoy, y ya no es un plural mayestático al estilo de deportistas cursis, si no que es muy real, por que sé que mis amables lectores enriquecerán estas lineas con sus comentarios. No sé cuántas veces habré usado esa frase, tanto en el sentido del principio, osease como final de una larga enumeración, o para describir un texto muy pesado y aburrido. Pero lo mas curioso del caso es que la Biblia en verso existe. Bueno, no del todo, sólo hay cuatro libros y un proyecto inacabado, pero vayamos con la historia.
El hombre de este cuadro es José María Carulla, abogado, periodista, traductor y escritor. Nacido en Igualada en 1839 pero toda su obra la llevó a cabo en Granada, ciudad que hasta le ha dedicado una calle, "Periodista José María Carulla", y expone el cuadro de la fotografía en su museo del Palacio de Carlos V ( para mí Carlos I, pero eso es otra historia). Ejerció de abogado tanto en Madrid como en Granada y dirigió la revista "La Civilización". Además, realizó traducciones de multitud de textos del francés, el italiano e incluso el catalán, idioma del que tradujo las grandes obras de Jacinto Verdaguer. Su gran trabajo de traducción fue el pasar a verso castellano "la Divina Comedia" de Dante, siendo el primero en hacerlo.
Pero la obra por la que pasó a la posteridad fue un proyecto inacabado. Nuestro protagonista era un ferviente católico, la nombrada "La Civilización" tenía un marcado sesgo católico-carlista y el mismo vivía en la Ermita de la Misericordia. Así que quiso hacer algo grande por el cristianismo y se embarcó en la misión de reescribir la Biblia, pero esta vez en verso. De esta manera, según él, a la gente le seria mas fácil recordarla. Y, ni corto ni perezoso, se lanzó a la faena con ripios como estos:
Judith salió de Betulia
como quien va de tertulia.
Jeroboam potente
engendró a Eliecer alegremente
Todo aquel inclemente
que ojeriza tomara aborrecible
a su hermano excelente
merecerá insufrible
que le condene el juez a pena horrible
Diestro se hizo en la caza
el primero, y cuidaba las haciendas
con excelente traza;
vivió Jacob en tiendas
y evitaba sencillo las contiendas.
Y quizás
el más famoso de todos ellos, el más repetido cuando se cuenta esta historia reza (obviamente) así:
Nuestro Señor Jesucristo nació en un pesebre
¡donde menos se piensa salta la liebre!
No obstante, la autenticidad de este último verso hay que ponerla en duda. Carulla sólo escribió cuatro de los mas de cincuenta libros de la Biblia y estos fueron: Génesis, Éxodo, Tobías y Judith, así que no llegó a los Evangelios y a ese momento en el que saltó la liebre. No cabe duda que la
espontaneidad popular también quiso colaborar en tan gran empeño.
El Papa León XIII tuvo noticia de la obra de este soñador y le concedió la cruz
"Pro Ecclesia et Pontífice", algo así como la Cruz del Mérito del Vaticano.
Pero la poca calidad de los ripios y lo farragoso de su estilo le trajo grandes
criticas y mofas de los intelectuales contemporáneos. Y así es como su gran sueño ha pasado a la cultura popular como algo pesado e infumable, o como algo imposible al final de alguna absurda enumeración de trastos.
Si alguna vez vais por Granada y os acercáis al
Museo del Sacromonte podréis encontrar una vitrina donde veréis los manuscritos de esta obra inacabada. Yo, por mi parte, intentaré hacerlo en mi próxima visita a esta bella ciudad. Si respetamos a los soñadores cuando cumplen sus sueños, como a
Frederic Tudor o a Schliemann, también deberíamos hacerlo cuando no lo consiguen.